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¿SER PERIODISTA?

 

Rubén Darío Buitrón
rdbuitron@elcomercio.com
| sábado 12/02/2011
Me encontré la pregunta esta semana en un taller para estudiantes universitarios. Más de un centenar de asistentes, de distintos semestres, participaron en una experiencia práctica en la que simulamos trabajar en un periódico.

Como en una sala de Redacción, hubo de todo: apasionados, entusiastas, dedicados, insatisfechos, cuestionadores, distraídos, curiosos, autosuficientes, estresados, confundidos, orgullosos, deprimidos, incansables, impacientes, presionados’

Mirando a la distancia la improvisada sala de Redacción que se logró montar en la Universidad de las Américas (UDLA), de Quito, en los pocos momentos que era posible alejarse del vértigo intentaba responderme la pregunta para tener claro lo que les diría al final del taller.

La diversidad de actitudes y aptitudes que encontré se volvió el mayor obstáculo para hallar una manera de expresar lo que significa el oficio y de dibujarles el panorama de lo que les espera cuando se gradúen y vayan a trabajar en un medio.

Podía acudir a citas de Kapuscinski, Javier Darío Restrepo, Jon Lee Anderson, Maruja Torres o Tomás Eloy Martínez. Hacerles sonreír con alguna anécdota, un episodio insólito, alguna historia personal que les sirva para saber qué sentido tiene hacer lo que hacemos todos los días.

Podía decirles que si no leen buenos textos, si no son autocríticos, si no se dedican al periodismo con el celo que este demanda, nunca podrán alcanzar la excelencia en la profesión.

Pero no lo hice. Me pareció trillado y fácil citar a un autor. También creí que no había pertinencia en hablar de mis experiencias como si yo fuera un referente periodístico. Y no me pareció que era oportuno elaborar un discurso sobre flagelaciones y arrepentimientos.

Opté por lo más sencillo, directo y útil para ellos: acompañarlos en su trabajo, estar con ellos, sentarme a su lado y ayudarles, chequear cómo hacían las reporterías, apelar a que fueran justos y equilibrados en sus notas, darles orientación en lo que necesitaran, hacerles notar sus errores para que los corrigieran, trabajar cada eje, texto, titular, pie de foto, lead, sumario, puesta en escena.

Las limitaciones que arrastran los estudiantes desde la escuela tienen que ver con cierta dificultad, mayoritaria, de entender que los hechos son resultado de procesos históricos o personales y que hay que contarlos bien desde esa perspectiva.

Y aunque no tenga respuesta para la pregunta, al menos es reconfortante y esperanzador que en un entorno en el que el poder estigmatiza a los periodistas como la escoria de la sociedad, cientos de universitarios intenten acercarse al oficio y empiecen a entender la importancia estratégica de que el país cuente con periodistas independientes y de excelencia.

Carrera de Periodismo

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