Una sola raza: la humana

De la edición impresa del 15 de Diciembre de 2013

 

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Una sola raza: la humana

César Paz y Miño (cpazymino@udla.edu.ec)

El término raza ha significado la subdivisión en grupos de individuos que comparten características comunes. Su aplicación en humanos tuvo auge hasta mediados del siglo 20; desde entonces, las nuevas corrientes científicas, como la antropología física o biológica y la genética, han ido alejando el concepto raza de sus implicaciones políticas y de discriminación histórica.

Luego de pasar por muchas clasificaciones caprichosas y artificiales, la genética ha tomado un papel protagónico en este tema. El análisis del ADN del núcleo de la célula o de las mitocondrias (orgánulos subcelulares con ADN), ha mostrado tan solo frecuencias diferentes de porciones de genes no esenciales, en los diversos grupos humanos. Compartimos tanto nuestro material genético con todos los seres humanos del planeta, que no podemos encontrar diferencias esenciales que conduzcan a plantear ahora que un grupo humano está genéticamente mejor conformado o es más adecuado para el mismo medio: la Tierra. Las diferencias genéticas entre seres humanos llegan, como mucho, al 2%, y es la misma diferencia que encontramos entre los humanos y nuestros parientes evolutivos más próximos, los chimpancés.

En Sudáfrica, Nelson Mandela, con su lucha contra el racismo, se podría decir que se adelantó en entender el ADN de los humanos y se jugó la vida por la igualdad, no solo biológica sino histórica. Tras su muerte queda un gran legado: la Campaña de Desobediencia Civil contra el apartheid, la adopción de la Carta de Libertad, el comando guerrillero Lanza de la Nación, el Partido Comunista, su célebre frase cuando le ofrecieron libertad si dejaba la lucha armada contra el racismo: «¿Qué libertad se me ofrece, mientras sigue prohibida la organización de la gente? Solo los hombres libres pueden negociar. Un preso no puede entrar en los contratos», y su ejemplo de lucha que le hizo merecedor del premio Nobel de la Paz.

Pero la humanidad no ha terminado con el racismo ni la discriminación; ahora los disfraza con nuevos términos o calificativos, más o menos políticos, por ejemplo terrorista, como se calificó a Mandela y su grupo de rebeldes contra el apartheid, y que le costó casi 30 años en prisión, 17 de ellos en aislamiento.

Genéticamente, se consolida más la idea de que la humanidad surgió en África y que si tenemos genes comunes, todos parten de ese continente. Aunque la política, la economía o la historia nos quiera separar, todos los seres humanos tenemos el mismo ADN, ni mejor ni peor, simplemente igual y pertenecemos a la misma raza: la humana.