Ciudad y derrota intenta observar, en obras de los narradores latinoamericanos Roberto Bolaño y Ricardo Piglia, y en ciudades de Barcelona, México D.F. y Buenos Aires, cómo se construye una posibilidad de memoria alterna en las ciudades: una memoria liminar. Esta posibilidad de evocar el pasado de manera fragmentaria, discontinua y en constante reformulación objeta la presencia de la Historia tradicional como escritura definitiva y concluyente en el campo urbano y se aleja de los esfuerzos por construir una memoria homogénea y triunfalista a través de efemérides, triunfos y monumentos. A través de la literatura y otras posibilidades estéticas, pero también la filosofía, los estudios urbanos y la idea del testimonio, Antonio Villarruel discute la univocidad de ciertos planteamientos históricos en la ciudad y plantea una reflexión más plural para mirar el pasado: la de una tarea en constante re)construcción y con el imperativo de la incorporación de las otras voces, las que perdieron o fueron silenciadas.