“Viajar es descubrir que todos están equivocados sobre los otros países”. – Aldous Huxley
Soy Pamela Vivero, estudiante de Marketing de la UDLA y actualmente me encuentro en mi último semestre a un paso de mi graduación. Tuve la oportunidad de realizar un intercambio académico hace exactamente un año, en el cuál cursé mi séptimo semestre en la Universidad del Valle de México (UVM) Campus Puebla.
Quienes me abrieron las puertas para llenarme de experiencias, vivencias y muchos conocimientos. Todo el proceso posterior al viaje me tenía ansiosa y a la vez nerviosa. Sin embargo, cuando llegó el día de subir al avión estaba muy emocionada por saber qué me esperaría en esta nueva experiencia. Mi compañera de viaje fue Samantha Burbano también estudiante de Marketing, las dos emprendimos este gran reto del cuál aprendimos millón cosas.
Mónica Valencia, coordinadora del Departamento de Intercambios de UVM Campus Puebla, nos recibió de la mejor manera en nuestra primera visita a la que sería nuestro segundo hogar durante seis largos meses. Ella nos dio un tour por todas las instalaciones y nos presentó a nuestra coordinadora de carrera, Cecilia Goretti o más conocida por Gore. Ella nos ayudó con todos nuestros trámites académicos y siempre estuvo pendiente durante el intercambio.
En nuestro primer día de clases, Gore aprovechó la inducción de los nuevos alumnos para presentarnos frente a todos ellos en el auditorio de la universidad. Así fue como en cada una de nuestras clases nos presentó a nuestros compañeros y maestros.
Durante este semestre tomamos siete materias, de las cuáles cinco pudimos revalidar en la UDLA. Todas ellas nos ayudaron a tener una visión internacional de la forma en la que el mercado se mueve. Los profesores fueron un pilar fundamental para nuestro aprendizaje debido a su alto nivel de conocimiento de la materia. Los sílabos de todas las asignaturas se llegaron a cumplir en su totalidad e incluso pudimos topar otros temas extras.
Nos dimos cuenta que nuestros compañeros de aula tenían conocimientos más sólidos en la parte estratégica de la carrera, a diferencia de nosotros ya que nuestro fuerte eran los números y todo lo que tenía que ver con cálculos. Esto se debía a que su título universitario correspondía a una Licenciatura en Mercadotecnia y el nuestro una Ingeniería en Marketing. Esta fue la mayor diferencia que pudimos observar académicamente en nuestro intercambio, a pesar de ello, pudimos complementar nuestros conocimientos con la de nuestros compañeros y actualmente creo tener un mejor nivel a nivel general en Marketing.
Por otro lado, UVM manejaba una aplicación muy interactiva que simulaba al aula virtual en la UDLA. Schoology es una aplicación académica que permitía mantener una comunicación en línea con todos los integrantes del curso y sus profesores. En ella se manejaba el sílabo, cronograma de tareas e incluso material adicional de interés. Varios de nuestros profesores compartían con todo el curso libros, páginas, blogs e incluso sus propios escritos que complementaban nuestro aprendizaje. Esta herramienta fue una de mis mejores aliadas durante mi intercambio porque era fácil de manejar y podía apoyar mis estudios con este material.
Tuvimos la oportunidad de asistir a la Feria Nacional de Emprendimientos en la Ciudad de México, de la cuál conocimos el proceso que se debe cumplir para crear una empresa nueva en este país e incluso datos importantes sobre el sector empresarial. En dicha feria encontramos a varias empresas multinacionales conocidas como Bimbo y Facebook, las cuales expusieron varios temas interesantes sobre la nueva tendencia de star-ups en el mundo y su manejo en el área de Marketing.
Mis compañeros de estudios fueron los mejores, siempre estaban pendientes de mí por si algo no entendía; porque créanme que existían muchas palabras y frases difíciles de comprender que con el tiempo hasta las adapté a mi vocabulario diario. Tanto ellos como yo intercambiábamos aprendizajes nuevos todos los días y no únicamente de mi dialecto sino sus costumbres, sus hábitos y todos los maravillosos lugares que tenía cerca por conocer en México.
Con estas pláticas iniciaron nuestras planificaciones para visitar la mayoría de lugares posibles y debo confesar que me faltó tiempo para visitarlos todos. A pesar de ello, nuestros viajes juntos fueron perfectos. Junto a ellos visitamos algunos pueblos mágicos como Atlixco, San Andrés de Cholula, San Pedro de Cholula y Zacatlán de las Manzanas; e incluso otros lugares como las Pirámides de Teotihuacán, el Palacio de Bellas Artes, el Castillo de Chapultepec, el Museo de Soumaya junto con su Acuario, Coyuca y Acapulco. Cada lugar que visitamos se vivía las tradiciones mexicanas.
Diariamente ellos se encargaban de hacerme conocer todas sus comidas típicas y estoy segura que logré probar la mayoría de platos tradicionales en la Región Sur de México. A pesar de tener una gastronomía diferente a la nuestra, su comida era deliciosa y gracias a mis compañeros iba conociendo la historia de cada plato que probaba.
Cabe recalcar que uno de mis objetivos al viajar a Puebla no fueron únicamente razones académicas o turísticas, sino también ingresar al equipo femenino de fútbol de UVM. Es así que inicié mis entrenamientos con este increíble grupo de ´chavas´ que me acoplaron a su grupo inmediatamente. No calculan la emoción que tenía al saber que me aceptaron en el equipo y saber que sería una Lince más. Me enteré que esa temporada tendríamos varios campeonatos universitarios por lo que teníamos que prepararnos fuerte para las competencias y no podíamos dejar de entrenar de lunes a viernes. Es por ello que vivía una rutina similar a la que tenía en Ecuador: gym por la mañana, deberes y tareas al medio día, entrenamiento en la tarde y finalmente mis estudios por la noche.
Además, con mis compañeras de equipo viajamos a los XI Juegos Nacionales Interlinces en Toluca representando a nuestro campus y fue una de las mejores experiencias deportivas que viví en México. Todo el equipo se convirtió en una familia sólida que hasta ahora nos mantenemos en contacto a distancia. De ellas aprendí mucho más que solo fútbol, aprendí a conocer un poco más de la historia de México y sus tradiciones. Un logro más a mi historial deportivo fue poder pertenecer a Garden Factory Soccer, equipo femenil participante en la Liga Mexicana de Fútbol. El poder vestir estos colores y jugar a nivel profesional en otro país me hizo comprender que las oportunidades en la vida hay que saber aprovecharlas de la mejor manera.
Todas estas vivencias nos ayudaron a crecer no solamente de manera académica sino también en temas personales. Al vivir solas aprendimos a ser dos chicas independientes y responsables de nuestras tareas y obligaciones. Durante este tiempo, Samy y yo vivíamos en un fraccionamiento habitacional ubicado junto a la Universidad. Compartíamos la casa con Maggie, quién nos rentaba los cuartos. Ella fue muy amable con nosotros, prácticamente fue como nuestra madre mexicana.
Teníamos nuestras responsabilidades individuales dentro del hogar y las supimos cumplir al pie de la letra sin tener inconveniente alguno. El vivir con otras personas te enseña a entender que necesitas ser responsable con tus acciones y respetar el espacio de los demás. Además, al vivir bajo el mismo techo nos permitió compartir varias vivencias y aprender de los hábitos y costumbres mexicanas.
No me puedo olvidar de las festividades que viví junto a mis compañeras de Uni. Con ellas celebramos la Independencia de México al puro estilo mexicano! Utilizando los chales de China Poblana comimos unos deliciosos Pambazos escuchando la banda norteña y no podía faltar su respectivo tequila. Otra de las festividades que celebré con una gran amiga tabasqueña fue Día de Muertos. Nos pintamos el rostro de catrinas y asistimos al Zócalo de Puebla para observar su colorido desfile y visitar la exposición de su altar. En cada rincón del Centro Histórico de Puebla se exhibían varios altares. Incluso conocimos varios museos importantes de la ciudad en la Noche de Museos.
En fin, existen varios recuerdos que siguen presente en mi mente. Esta experiencia que tuve fue la mejor que he podido vivir hasta el momento y debo agradecer a mis padres que me apoyaron en esta aventura. Indudablemente aprendí más de lo esperado y no solo crecí académicamente sino también como persona. Éste intercambio me enseñó a valorar a quienes comparten diariamente sus días conmigo e incluso las cosas materiales.
Me llevé una gran sorpresa al conocer el México que casi nadie conoce, aquel con gente muy amable y dispuesta a enseñar a cualquier extranjero las maravillas de su país, y no me refiero únicamente a sus lugares turísticos sino a su sencillez, sus tradiciones, costumbres, historia, festividades, y gastronomía. A todos los mexicanos que formaron parte importante de esta aventura les llevo en mi corazón y estoy segura los volveré a ver pronto.
Además, esta experiencia fue el último empujón que necesitaba para animarme a estudiar mi Maestría sobre Marketing Digital en México por lo que estoy segura podré aprender muchas más cosas y viviremos momentos inolvidables.(PV)
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